"Rusia logró lo impensable. Tras la supuesta derrota en la Guerra Fría, el país renació como una potencia que desafía Occidente, rellenando el vacío de poder dejado por las potencias del pasado, que han perdido su tamaño, poderío e influencia", opina Jonathan Adelman, profesor especializado en Estudios Internacionales de la Universidad de Denver, en su artículo para el medio estadounidense.
Muchas de las potencias históricas ahora no lo son
Europa, históricamente, gozaba de una plétora de potencias prominentes. Alemania, Francia, el Reino Unido o el Imperio austrohúngaro, todos fueron actores globales que cesaron de desempeñar un papel importante en el mundo, opina el autor. Hoy en día, en forma de los Veintiocho, los países europeos demuestran un bajo crecimiento económico y hacen frente a los problemas sociales, por lo tanto priorizan los asuntos interiores ante la política exterior.
La India es otro ejemplo de un país del futuro. Tiene un gran potencial, pero la mayoría de su población no es alfabetizada, muchas regiones del país carecen de infraestructura, y para convertirse en una potencia prominente necesita varias décadas de desarrollo, opina el autor.
Rusia logró rellenar el vacío del poder
Si uno tacha a Rusia de "débil", surge la pregunta de cómo corresponde esta afirmación con los hechos reales, con una población de más de 140 millones de personas, unos 13 millones de personas con formación superior, científicos e ingenieros de alta clase, así como con 1.790 ojivas nucleares en servicio activo, destaca el profesor.
"Si Putin es un líder ‘terrible', ¿cómo pudo restablecer a su país como un actor global?"
EEUU, una de las dos superpotencia del siglo XX y la única tras el fin de la Guerra Fría, goza de "una economía enorme y un liderazgo en varios sectores científicos", pero sufre de una desaceleración económica y de la disminución de la industria. Además, surgen proposiciones de reducir el presupuesto militar —actualmente de unos 550 billones de dólares—. Finalmente, los fracasos de la política externa, en particular en el Oriente Medio, "abrieron las puertas" para la presencia rusa, según el experto.
Por fin, al comparar la Rusia moderna con las superpotencias históricas, se hace evidente que el país logró volver a ser un actor global prominente capaz de contrarrestar a Occidente, concluye Adelman.