Moscú quiere cambiar el orden mundial y es la mayor amenaza para EEUU, según los militares estadounidenses y, en particular, según el general Philip Breedlove, el comandante de las fuerzas aliadas en Europa.
Por otro lado, el mandatario de EEUU, Barack Obama, opinó que la economía de Rusia está en declive y que la operación en Siria solo ayudó a destrozarla. Expertos coinciden en que Rusia "no tiene una estrategia global" y que recurre a muchas "aventuras bélicas" sin un objetivo concreto, afirma el autor.
"Pero, ¿cuál de las dos visiones es la correcta? Las dos", opina el medio. La economía rusa experimenta ciertos problemas, la calidad de vida disminuye y le faltan reformas profundas. Sin embargo, eso no impide al presidente de Rusia, Vladímir Putin, manejar de una manera eficaz su presupuesto y sus Fuerzas Armadas, oponiéndose a la OTAN en los países de la ex-URSS y planteándose como un actor clave en el Oriente Medio, afirma Rumer.
Rusia se encontró en el centro de una telaraña compleja que abarca todas las partes presentes en el Oriente Medio, incluidos los países de Occidente. Moscú no es capaz de solucionar los problemas de la región —en realidad, nadie es capaz de hacerlo—, pero tampoco es posible arreglarlos sin su participación, destaca Rumer.
También, Rusia demostró su considerable poderío militar. En los años 90 el país fue "descartado" como una mundana potencia regional, pero resulta que Moscú tiene fuerzas armadas competentes. Pero en vez de meterse en aventuras bélicas con el riesgo de un conflicto global, Rusia las usó para frenar la expansión de la OTAN en las fronteras de Rusia.
La teoría de que los problemas económicos serían un obstáculo para Rusia, y de que las sanciones obligarían al país a hacer concesiones en cuanto a Ucrania, no se realizó. La teoría de que Rusia abandonó la política global y de que las élites se concentraban en conservar el poder en el país, tampoco.
Hoy día Moscú tiene ambiciones serias y recursos considerables. Está dispuesta a contrarrestar los desafíos en su contra. Ha sido el caso en Siria, y es lógico que será así en el futuro, concluye el periódico.