"Aquí (en las negociaciones intersirias en Ginebra) la tarea principal es (…) de asegurar el carácter verdaderamente representativo de la delegación de la oposición", dijo en rueda de prensa tras una reunión con sus homólogos indio y chino.
A juicio de Lavrov, esto también prevé "iniciar el diálogo directo y no a través de intermediarios entre la delegación del Gobierno y una delegación inclusiva de toda la oposición".
Asimismo comentó que varios países piensan en un "plan B" para Siria, que incluiría el uso de la fuerza.
A Moscú le "preocupa mucho que la UE, que no puede no comprender que es un simple intento de enmascarar la agresión turca en Siria, no reprima las aspiraciones de Ankara e incluso trata de tolerarlas de algún modo", afirmó.
Lavrov advirtió que estas acciones "pueden acabar muy mal".
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Asimismo calificó las acciones turcas como "un intento inaceptable de desacreditar la decisión del Consejo de Seguridad de la ONU, socavar la realización de estas decisiones y luego llevar a cabo un escenario que no fue apoyado por la comunidad internacional y que es absolutamente perjudicial para la región".
Durante la ronda anterior, celebrada en marzo, no se consiguió entablar un diálogo directo entre las partes. El enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, sostuvo reuniones por separado con la delegación gubernamental, el ACN, creado por la oposición siria en Riad, así como representantes de los grupos opositores que habían celebrado consultas en El Cairo y Moscú.
Rusia en reiteradas ocasiones insistió en que en el proceso negociador sirio deben participar también los kurdos, una de las partes influyentes del conflicto en el país árabe, planteamiento al que se opone categóricamente Turquía.