Termanini montó una empresa en España, conocida como Tigre Negro S.L., de la que era administrador único.
La empresa se dedicaba a la exportación e importación de productos textiles y, bajo la excusa de llevar ayuda humanitaria, hizo varios envíos a Siria, a donde el propio Termanini viajaba con frecuencia.
Esta red de apoyo a Daesh fue descubierta cuando la Policía española incautó el pasado 15 de marzo un contenedor en el puerto de Algeciras, en Cádiz, y dos más en Valencia, con ropa, una máquina de embalar y cinco toneladas de fardos con 20.000 uniformes militares sin estrenar.
El contenedor llegaba desde Arabia Saudí, aunque según relata El País, los uniformes parecían proceder de algún país de la OTAN y estaban preparados para enviarse a Turquía y por carretera llegar a la frontera siria.
Esta operación de la Policía, ordenada por el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco, continúa la iniciada el pasado 7 de febrero, cuando fueron detenidos otros siete presuntos integrantes de una red de apoyo de Daesh en Valencia, Ceuta y Alicante.
Termanini también hacía apología por las redes sociales, donde tenía colgadas fotos suyas con armas en el paso de Bad al Hawa y en la ciudad siria de Idlib, bajo control de Al Nusra.
Las escuchas telefónicas revelaron que el joven sirio pasó de trabajar para la filial siria de Al Qaeda a servir a Daesh.
Supuestamente, el ideólogo de esta red era Nourdine Chikar Allal, un empresario marroquí residente en España, que se encargaba de evitar los obstáculos en el envío de la mercancía, gracias a sus contactos en Turquía.
Otro de los implicados era bastante conocido por los servicios policiales españoles.
Se trata de Hitham Sakka Al-Kasim, nacido en Homs y detenido en Ceuta.
Fue investigado por la Audiencia Nacional por grupos vinculados al 11-S.
La red de apoyo logístico a Daesh es "muy compleja" y tiene ramificaciones en múltiples países, por lo que la investigación continúa abierta.