Kadírov adujo como ejemplo la situación en Egipto y Libia, señalando que allí todo está en ruinas, "como en Chechenia en los años 2000" y que varias oposiciones financiadas de diferentes fuentes luchan por el poder, arrebatando territorios la una a la otra.
Daesh llegó a controlar un territorio de hasta 90.000 kilómetros cuadrados, según diversas estimaciones.
Atendiendo a una solicitud del presidente sirio, Bashar Asad, Rusia empezó a asestar golpes puntuales a las posiciones de Daesh y el Frente al Nusra a partir del 30 de septiembre de 2015, lo cual permitió al Ejército sirio pasara a la ofensiva.
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El presidente ruso, Vladímir Putin, al considerar cumplida la misión principal anunció el 14 de marzo la retirada del grueso de las fuerzas desplegadas en Siria, pero informó que Rusia mantendrá su presencia en el puerto sirio de Tartus y en la base aérea Hmeymim.