Así lo indica un reciente estudio de la Universidad de Edimburgo. A esto se suma la ya conocida postura de la líder del partido euroescéptico francés de extrema derecha Frente Nacional, Marine Le Pen, quien quiere que Francia realice un referéndum sobre la UE.
En este contexto, Le Pen se congratuló del resultado de la investigación a través de un blog, diciendo que las demandas francesas para un referéndum son "muy alentadoras".
Una iniciativa que se suma a la ya conocida del Reino Unido que tendrá su cita con las urnas en junio. Pero franceses e ingleses no son los únicos que quieren laudar este tema con papeletas. También lo desea el 45% de los alemanes y el 47% de los españoles.
El analista político Rafael Berna sostiene que estos deseos de varios países del bloque acerca de la conveniencia de permanecer o no en la Unión, no es más que la punta del iceberg de todos los problemas en los que está sumido desde hace unos años el viejo continente, y a los que las autoridades no dan solución.
Uno de esos problemas es la crisis económicas que padece el continente, cuyos gobiernos toman medidas que son contrarias a los intereses de los ciudadanos. Por lo cual, ese descontento y ese fervor por despegarse del bloque en parte es normal, sostiene Berna, y añade que en su momento los gobernantes vendieron una idea de una Unión Europea para sortear todos los problemas, y no están haciendo.
El analista explica que si bien se han vivido algunos años de bonanza y expansión económica, desde que estalló la crisis no hay atisbos de que se pueda salir de todo esto. Y la crisis de los refugiados no hace más que empeorar la situación.
La lista de países que quieren apartarse del proyecto europeo se hace cada vez más larga, y los neologismos se suceden día a día: Brexit, Frexit, Gerxit, Swexit, Spexit, Grexit, Czexit…
La Unión Europea se parece mucho al Titanic, en el que nadie quiere ser uno de sus violinistas. El último en salir, que apague la luz.
