La acusación se basa en las grabaciones de las conversaciones telefónicas entre los empleados del banquero y los trabajadores de la Fiscalía. En este sentido se precisa, que el mismo Safra no participó en dichas conversaciones. La empresa Safra Group tachó las acusaciones de "infundadas".
"Ninguno de los representantes del grupo ha hecho algún tipo de oferta a los funcionarios públicos", asegura el vocero de la sociedad.
El caso de Safra forma parte de una amplia campaña que busca prevenir la corrupción en órganos de poder.
La operación bajo el nombre de "Zelotes" busca revelar los casos de asociación delictiva entre los empleados de la Hacienda brasileña y los hombres de negocio.
Los fiscales esperan presentar imputaciones contra al menos 70 grupos financieros, agrarios, industriales y de ingeniería que intentaron sobornar a empleados públicos a cambio de fallos favorables.
La revista Fortune evalúa la fortuna de Safra en 18,6 mil millones de dólares, por lo que ocupa el primer puesto en el ranking de los banqueros más ricos y el segundo puesto entre los hombres más ricos de Brasil. Además, Safra es el dueño del rascacielos Gherkin en Londres, el que adquirió este año por más de 1.000 millones de dólares.