La producción de crudo de Pemex promedió los 2,27 millones barriles al día en todo 2015, y en enero de 2016 ya se colocaba más abajo, en 2,25 millones de b/d.
La mayoría de analistas coincide en que esos excedentes en la oferta mundial de crudo han causado la caída de los precios, junto con la baja en la demanda de China, y la perspectiva de que Irán retorne a los mercados con unos 500.000 barriles diarios, e Irak también mejore su producción.
La reducción de la inversión en proyectos no rentables, a 25 dólares por barril para todo 2016, acentuará la decadencia de la producción de la petrolera estatal Pemex, hasta ahora es la única productora del país latinoamericano, que espera inversiones privadas y extranjeras para despegar su alicaída producción, mediante una reforma energética constitucional en marcha.
El derrumbe más sensible ha sido el mega-yacimiento Cantarell —uno de los portentos de la geología planetaria que solo se compara con el gigantesco Al Aswar de Arabia Saudita-, que ha declinado en las aguas someras del Golfo de México, de un pico formidable de 2,1 millones de barriles diarios en 2004 –casi toda la producción nacional actual- a solo 160.000 barriles al día en diciembre de 2015, rumbo a su extinción.
Hacia el año 2022 México espera relanzar su producción a un mínimo de 2,50 millones b/d, o un máximo de 2,60 millones de b/d, es decir alrededor de 300.000 barriles más en seis años, dijo el nuevo director de Pemex que asumió el cargo a principios de febrero.