La visita de cinco días Francisco, —que inicia el martes de la próxima semana-, centrada en los jóvenes, los indígenas y los migrantes, “busca eludir la responsabilidad que tiene como jefe de Estado ante los casos de las víctimas de pederastia clerical en México”, dijo el autor del libro crítico “Topar con el Vaticano”.
Cualquier viaje del Papa, argumenta el sociólogo de la religión, tiene dos funciones, una pastoral como jerarca católico y otra política como jefe de Estado, “Francisco no puede renunciar a ninguna de ellas, pero él trata de evitar el conflicto con la curia y con el Gobierno con una habilidad jesuítica bien aprendida”.
“Pero elude una controversia en un lugar simbólico con el Gobierno, al evitar una visita a la escuela de Ayotzinapa, en Guerrero”, señala el académico, donde hay 43 estudiantes desaparecidos tras una masacre en la que están involucrados sicarios del narco y autoridades municipales.