"El CEPA es un think tank norteamericano conservador, en cuyo directorio hay personajes de la guerra fría del siglo XX, como Zbigniew Brzezinski y Madeleine Albright, cuya visión está todavía impregnada por esa era pasada", dijo a Sputnik Nóvosti la analista posgraduada del prestigioso Institut d'Études Politiques de París, Francia.
Europa está viviendo "una situación muy complicada con múltiples desafíos, y volver a una lógica bipolar de guerra fría, como pretenden algunos, sería contraproducente y peligroso para el proyecto político europeo, que apuesta a la integración, al pluralismo, al diálogo, a la democracia y a la economía social; y sigue siendo un ejemplo mundialmente", dijo la corresponsal.
Sociedades pluralistas
La crítica del CEPA a una agencia internacional de noticias por brindar una plataforma a "voces críticas" fuera del 'mainstream' o de la corriente dominante de los medios, y dedicarse a la cobertura periodística de temas alternativos "es algo por lo menos curioso si uno supuestamente toma la bandera de un mundo "libre y democrático", como promulga ese centro de análisis europeo", dijo Weiss.
En última instancia, "desde una perspectiva moderna y profesional, es el lector quien decide sobre la credibilidad y el posible sesgo ideológico o político que tiene una información o una fuente", plantea.
"Así como está interconectado el mundo actual, hay múltiples posibilidades de contrastar la información; y así las audiencias, que también son plurales y mejor informadas, pueden forjar su propia opinión, de manera que condenar a la prensa a continuar siguiendo las agendas del 'mainstream' sería cavar su propia tumba", puntualizó.
Con ese procedimiento parcial, el CEPA llegó a la conclusión de que "la decisión de preferir a los políticos de los partidos pequeños, en particular quienes protestan, antes que los principales comentaristas de los partidos más grandes, solo puede explicarse de manera realista por un deseo de promover sus opiniones antisistema".
La conclusión del CEPA es que el sitio de noticias Sputnik en inglés es "una pieza de la máquina de los medios de comunicación del Kremlin para desacreditar a los gobiernos occidentales, las políticas y las instituciones como la Unión Europea y la OTAN", y validar el mensaje del gobierno ruso.
En cambio, la agencia internacional de noticias Sputnik, que produce información desde noviembre de 2014, se define como "un importante grupo de medios, que se apoya en modernos centros multimedia en decenas de países y que pretende plasmar en la información los principios de un mundo multipolar, en el que se respeten los intereses nacionales de cada país, su cultura, historia y tradiciones".