"No creemos que el tratado de paz sea un sinónimo de la solución de la disputa territorial", dijo.
Lavrov agregó que la firma del tratado "es un paso necesario para que nuestras relaciones se normalicen tanto en general como jurídicamente".
Rusia y Japón técnicamente continúan en guerra desde 1945, y el tratado de paz definitivo todavía es una asignatura pendiente.
Tokio condiciona su firma a la devolución de cuatro islas del archipiélago de las Kuriles (Iturup, Kunashir, Shikotan y Habomai) alegando el Tratado Bilateral de Comercio y Fronteras que firmó con Rusia en 1855.
Moscú, a su vez, señala que esos territorios fueron traspasados a la Unión Soviética tras la II Guerra Mundial en virtud de los acuerdos internacionales y que Rusia asumió la soberanía de dichos territorios como sucesora legal de la URSS.
El canciller ruso también informó que en febrero próximo se celebrará una reunión de los viceministros de Exteriores de ambos países en Tokio.
Lea más: Japón es el único país que cuestiona resultados de la IIGM
"Vamos a discutir los asuntos que proponga Japón, nunca evitamos ningún tema", declaró.
Al mismo tiempo, el canciller calificó el aspecto histórico de las relaciones bilaterales, en particular, los resultados de la Segunda Guerra Mundial, de "una parte del diálogo que es imposible de olvidar o relegar a un lado".