La cifra es ligeramente superior a la de 2011, cuando se quedó en un 46,63 por ciento, aunque mucho más baja que los comicios previos, como en 2006, cuando se situó en un 61,53 por ciento.
No obstante no alcanza la mitad del electorado, los más de 5,5 millones de portugueses que estaban llamados a las urnas este domingo para elegir al séptimo presidente de Portugal tras la Revolución de los Claveles.