Lo más destacado del año es la victoria que obtuvieron los partidos de la oposición en las elecciones parlamentarias del pasado 6 de diciembre y que les permite, por primera vez en 17 años, tener mayoría en la Asamblea Nacional (Parlamento).
¿Presos políticos o políticos presos?
El 18 de febrero el dirigente opositor Leopoldo López se entregó a la Guardia Nacional Bolivariana. El político fue acusado por la justicia venezolana de promover las violentas protestas que estallaron en el país en febrero de 2014 tras el triunfo de Nicolás Maduro en las presidenciales.
Los enfrentamientos se saldaron con 43 muertos, 600 heridos y más de 3.500 detenidos.
Un día después, el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional detuvo al alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma, por su presunta participación en un plan para derrocar al Gobierno.
Varias organizaciones internacionales de Derechos Humanos condenaron las detenciones de ambos políticos y acusaron a Nicolás Maduro de perseguir a la disidencia.
El mandatario aseguró que López y Ledezma no son "presos políticos" sino "políticos presos".
Venezuela, "amenaza para la seguridad de EEUU"
El 9 de marzo el presidente de EEUU, Barack Obama, firmó una orden ejecutiva declarando la situación en Venezuela como una "amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y política exterior de Estados Unidos" e impuso nuevas sanciones contra varios funcionarios venezolanos acusados de violar los DDHH.
La reacción de Maduro no se hizo esperar. El mandatario inició una campaña internacional para obligar a Obama a derogar el decreto, expulsó a varios diplomáticos estadounidenses y estableció un régimen de visados obligatorios para los ciudadanos de ese país.
En el ámbito internacional Venezuela recibió el respaldo de casi todos los países de la región a través de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América Latina (ALBA), la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
Finalmente, el propio Obama reconoció antes de la Cumbre de las Américas en Panamá que Venezuela no era una amenaza para EEUU y que la orden ejecutiva fue redactada en un "lenguaje estándar".
La "guerra económica"
El Gobierno de Chávez logró redistribuir los ingresos petroleros y darle a los sectores excluidos la posibilidad de aumentar el consumo de bienes y servicios. Sin embargo la producción nacional no creció al mismo ritmo y casi todos los productos debían ser importados.
El desabastecimiento de productos básicos se agudizó y las colas se convirtieron en la principal preocupación de los ciudadanos.
Nicolás Maduro denunció una "guerra económica" orquestada por la oposición y los empresarios privados para desestabilizar el país y provocar su salida del Gobierno.
Los opositores, por su parte, pusieron el dedo en la llaga de la corrupción, los altos índices de inseguridad y la hiperinflación ocasionada, según ellos, por el mal manejo de la política monetaria y macroeconómica.
La carestía de alimentos y el desabastecimiento de muchos productos básicos se hizo tan notable que desde hace un año el Banco Central de Venezuela dejó de publicar las cifras oficiales de inflación y desabastecimiento.
No obstante, Nicolás Maduro admitió en octubre pasado que la tasa de inflación en Venezuela podría alcanzar un 80 por ciento en 2015.
Esta cifra difiere ampliamente de las proyecciones hechas por organizamos internacionales como el Bank of America (122 por ciento) y la calificadora de riesgos Moody's (180 por ciento).
6-D: Campanada al chavismo
Las parlamentarias celebradas el pasado 6 de diciembre se presentaban como la prueba de fuego para la revolución bolivariana que solo había sido derrotada en una de las 19 elecciones celebradas desde que Chávez ganó la presidencia.
Por primera vez desde 1999, los socialistas llegaban a una cita electoral en desventaja y sin un líder capaz de poner en marcha la maquinaria electoral, eficaz en los años anteriores.
El propio Nicolás Maduro logró retener la presidencia en 2014 tras la muerte de Chávez por apenas 224.000 votos de diferencia sobre Henrique Capriles y todas las encuestas coincidían en que la desaprobación de su Gobierno no hizo sino crecer en 2015.
Finalmente, la noche del 6 de diciembre se hicieron realidad los peores temores del chavismo y la izquierda en América Latina: la llamada Mesa de la Unidad Democrática, que agrupa a los partidos de oposición, obtuvo 112 de los 167 escaños, lo que le otorga amplías competencias para legislar y echa por tierra la tesis de la "dictadura chavista" y el supuesto "fraude electoral".
Sin embargo, nadie conoce hasta ahora cuáles son las propuestas concretas de los opositores para resolver los principales problemas que aquejan a los venezolanos: la inseguridad, el desabastecimiento de alimentos y productos, y la hiperinflación que se devora los ingresos familiares.
Su única consigna durante toda la campaña electoral fue la necesidad de lograr un "cambio". Solo el tiempo dirá si este cambio mejorará las vidas de los venezolanos o será otro cambio "gatopardiano", como ha sido la constante en la historia republicana de Venezuela.
Más: Maduro reconoce resultados de las elecciones parlamentarias
El tiempo también dirá si la revolución bolivariana logrará encajar el duro golpe y regresar triunfante como lo hiciera en 2002 (tras el golpe de Estado) y en 2008 (tras la derrota en el referendo constitucional), o si por el contrario pasará a la historia política de Venezuela como "lo que pudo haber sido y no fue".