Con esta reafirmación de la postura del dirigente conservador sobre uno de los pilares fundacionales de la UE, Downing Street desestimó la última propuesta del alcalde de Londres, Boris Johnson, sobre la renegociación de la relación de Reino Unido con el club de Bruselas.
"Si todo este proyecto va a sobrevivir, necesitamos que sea más flexible y más dispuesto a reconocer las particularidades nacionales", escribió Johnson en su columna semanal.
El control de la inmigración es el gran reto del Gobierno conservador y el mayor obstáculo que Cameron está encontrando en sus negociaciones con los líderes de la UE.
El resto de países se opone a la demanda británica de restringir subsidios a los trabajadores comunitarios hasta que lleven un mínimo de cuatro años con empleo en Reino Unido.
Tema: Posible salida de Gran Bretaña de la UE
La falta de consenso sobre esta concesión, que violaría el principio de paridad de derechos y obligaciones entre nacionales y extranjeros en la ámbito de la UE, ha forzado una demora en la resolución de la negociación.
El calendario corre en contra de Cameron, que ha de convocar un referéndum sobre la permanencia o salida de un "UE reformada" antes de finales de 2017, pero aspira a celebrarlo un año antes.
"Yo soy un apasionado creyente en los beneficios de la migración. Oleadas de talentos extranjeros han ayudado a convertir nuestra capital en la más dinámica urbe económica de Europa", aclara Johnson, quien además aboga por conceder una amnistía a los inmigrantes ilegales ubicados desde hace tiempo en el país.
El popular político y aspirante euroescéptico a tomar el relevo de Cameron en la dirección del partido y del Reino Unido en las generales de 2020 añade: "decidir quién y cuando entra en el país debe competernos a nosotros".