Se trata de Ilhami Bali, de 33 años, cuya identidad fue establecida tras una redada contra grupos clandestinos de Daesh en la provincia fronteriza con Siria, Gaziantep, realizada tras el atentado perpetrado en Ankara el 10 de octubre que se saldó con 103 muertos.
Según la investigación, Bali está detrás de ataques en Ankara, en Suruc contra activistas kurdos y en la provincia de Diyarbakır, también está implicado en secuestros de soldados turcos en la frontera con Siria. Los ataques segaron más de 140 vidas.
Se indica que los servicios de seguridad prometen una recompensa de tres millones de liras turcas (casi un millón de dólares) por información que ayude a su detención.
Los servicios especiales turcos arrestaron a Bali en 2002 por sus vínculos con Al Qaeda y durante tres años permaneció en prisión.
En 2012 llegó a Siria donde se unió al grupo yihadista Frente al Nusra y luego a Daesh, o autodenominado Estado Islámico, grupo terrorista proscrito en varios países, incluida Rusia.