"Chile, Colombia, México, Perú y Costa Rica tienen una visión mucho más neoliberal, quieren buscar soluciones dentro de la lógica del mercado, sin reformar el sistema", arguyó Martín Drago, coordinador del programa de soberanía alimentaria de Amigos de la Tierra Internacional.
Mientras, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) asumió una postura "que tiene en cuenta ambos puntos de vista" sobre la lucha contra el cambio climático, en la que "no todos los países tienen la misma responsabilidad", añadió.
La declaración de la Celac, que se reunió a inicios de este mes en Ecuador, admite que todos los estados deben tomar medidas frente al calentamiento global, causado por la acumulación en la atmósfera de gases de efecto invernadero que emiten el transporte, las industrias, la agricultura y la extracción de recursos naturales.
Pero la Celac establece asimismo que los países industrializados "deben hacer más esfuerzos por reducir sus emisiones de dióxido de carbono (CO2)", añadió Drago.
Pero su puesta en práctica sigue siendo un desafío.
La COP 21 debe alcanzar un acuerdo en el que todos los países asuman responsabilidades en abatir la contaminación causante del cambio climático, sustituyendo así al Protocolo de Kioto, que entró en vigor en 2005 y solo incluía obligaciones para los países industrializados.
En opinión de Drago, las potencias industriales como EEUU, Australia, Canadá, la Unión Europea o Japón "deben asumir la responsabilidad histórica que tienen, esa deuda ecológica, porque son ellos quienes han creado la crisis climática con su modelo de desarrollo".
Además, estos países, sostuvo el activista, "están en mejores condiciones que los del sur para asumir esa responsabilidad y deben ayudar a los más afectados".
Estas naciones "tienen el deber histórico, político y moral de reparar el daño que han hecho", denunció Drago, quien mantiene una visión pesimista del resultado de la COP 21 pues "escuchando a los presidentes participantes parece que la crisis climática se va a resolver sola".
Según Drago no hay medidas certeras para reducir las emisiones de manera urgente para evitar que la temperatura media del planeta se eleve por encima de dos grados centígrados, considerado por los científicos el umbral de un cambio climático catastrófico.
Mayor conciencia
Sin embargo, lo que aporta esperanza es que la sociedad civil y las organizaciones sociales "tienen más conciencia de los impactos que ya está provocando la crisis climática" pues se está asumiendo que es una crisis del sistema, opinó Drago.
En su opinión, existe asimismo una creciente conciencia en la región sobre las relaciones entre los problemas ambientales y la soberanía alimentaria gracias al trabajo de años de organizaciones sociales, campesinas e indígenas, como el movimiento mundial La Vía Campesina, que defienden la agricultura sostenible a pequeña escala como un modo de "promover la justicia social y la dignidad".
La COP 21, que se extenderá hasta el 11 de este mes, cuenta con la presencia de autoridades de 195 países.