“La Casa de los Saud ha proporcionado apoyo económico, político, religioso y mediático al terrorismo islámico a instancias de Gran Bretaña, así como de Estados Unidos e Israel. En 20 años los saudíes han gastado 87.000 millones de dólares en promover el terrorismo. En comparación, el Partido Comunista de la URSS y su Komintern gastaron poco más de 7.000 millones de dólares para difundir su ideología en todo el mundo entre 1921 y 1991”, explicó Estulin a Sputnik Nóvosti.
"No hay que perder de vista que los autores de los atentados del metro de Londres en 2005 eran nativos británicos de origen pakistaní, reclutados "in situ" y entrenados en el uso de explosivos durante sus visitas a Pakistán. El holandés de origen marroquí que asesinó al cineasta holandés Theodor van Gogh en 2004 (por producir una película crítica con el islam) fue asimismo fruto del adoctrinamiento wahabí", insistió.
Para Estulin, "el reino de Arabia Saudí es la mayor fuente de financiación del terrorismo yihadista global, incluso de los atentados del 11 de septiembre contra Estados Unidos" y citó el informe de la Comisión sobre el 11-S que detallaba como, en marzo de 2002, "el FBI y las autoridades bosnias practicaron registros en las oficinas en Sarajevo de la Fundación Internacional de Benevolencia (BIF, por sus siglas en inglés), una organización benéfica saudí que se sabía que canalizaba dinero hacia Al Qaeda".
Por último el escritor, nominado al premio Nobel de la Paz 2015 y al Pulitzer de 2014 por su anterior bestseller "The Coming Age Of Human Deconstruction", recordó que la pasividad de los Estados Unidos ante tales evidencias sería la prueba palpable de la colaboración del Gobierno de Barack Obama con el actual rey Salmán de Arabia Saudita, el cual aprovecha la interesada "vista gorda" de los servicios de inteligencia norteamericanos para "difundir una religión secular e intolerante por todo el mundo, y financiar la escalada de violencia global en el nombre de Dios".