En dos largos editoriales del semanario Desde la Fe que circula esta semana, la jerarquía católica de la Ciudad de México, ha calificado los argumentos en defensa del Estado liberal que defiende el desarrollo autónomo de la personalidad, como "justificador del individualismo y de la cultura de la muerte".
Y más allá de estos argumentos, "algunas de esas mentes torcidas y deformadoras de la verdad afirman que podría paliar los efectos de la violencia que genera la guerra contra las drogas y fincar un Estado más libre y seguro", cuestiona el principal órgano de prensa de la Arquidiócesis de la capital.
"No faltan paladines y expertos que, bajo esta singularización, quieren colocarse en el grupo de los racionales, justos y buenos, quienes consideran que el paso hacia la mariguana libre sería trascendental en la consolidación del Estado democrático libre, arguyendo que la planta es tan sana como un frasco de vitaminas", ironiza el editorial del órgano oficial católico.
Los prelados no creen que el fallo de la corte protegería el desarrollo de la personalidad sino que "permite la singularización de los consumidores frente al conglomerado, además de que el autoconsumo", que comprende la siembra, cultivo, cosecha, uso lúdico y recreativo.
Paulatinamente los peritos en Derecho "mueven a México hacia la destrucción individual, que se toma de la mano con la descomposición social para justificar a un país asesino, desintegrador, solapador, enfermo, adicto y destructor como el mejor ejemplo de libertad y de justicia", puntualiza la severo texto de Desde la fe.
La Corte Suprema asesta "golpes que pretenden ser graciosas concesiones, como las infundadas bondades éticas y medicinales de la cannabis", dice la postura oficial de la Arquidiócesis.
"Un grupúsculo impone decisiones contra la mayoría", dicen los jerarcas, al mencionar que seis de cada diez mexicanos está en desacuerdo con el fallo emitido por el máximo tribunal, citando una encuesta nacional realizada por el diario El Universal.
El fallo "incuba el embrión de la destrucción, imponiendo un modelo de vicios que, aunque no deberían perjudicar a terceros, llevan implícita la generación de una sociedad decadente, adicta y enferma por decisiones envueltas en la bruma falaz de la minoría supuestamente racional e ilustrada", puntualiza la Iglesia.