"Condenamos resolutamente estos crímenes bárbaros", dice su telegrama al presidente del Senado francés, Gérard Larcher.
Una cadena de ataques se produjo la noche del viernes en seis puntos diferentes de París; los terroristas abrieron fuego en un restaurante, detonaron tres bombas cerca del Estadio de Francia, donde se celebraba un amistoso con Alemania, y tomaron rehenes en una sala de conciertos.
Según estimaciones oficiales, los atentados costaron la vida al menos a 128 personas y al menos 250 resultaron heridas.
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Tras estos ataques, los peores de la historia de Francia, el Gobierno del país decretó el estado de emergencia en todo el territorio nacional y ordenó restablecer los controles fronterizos.