Merkel admitió errores en la gestión de la crisis de refugiados, de la que dijo que "por el momento, es cualquier cosa menos perfecta".
La canciller alemana se encuentra bajo una presión creciente por su política de asilo e inmigración, con críticas desde las filas de su propio partido y sus socios bávaros, pero también por las multitudinarias manifestaciones del movimiento Pegida (Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente), que canalizan parte de ese descontento.
Merkel también ha lamentado que no exista una normativa comunitaria para el reparto de refugiados en los Estados miembros de la Unión Europea, una medida criticada por la mayoría de los países de Europa oriental.
"Sí, son muchos, pero nosotros somos 80 millones", ha dicho la canciller en respuesta a las dudas sobre la integración de los recién llegados.
Agregó que comprendía los miedos de muchos de los alemanes, y reclamó una vez más su esfuerzo: "debemos hacerlo todo para mantener el centro, que hace a Alemania en fuerte y tolerante", destacó en referencia a una potencial polarización de la sociedad.
Según los datos actualizados de la agencia Frontex, 710.000 migrantes entraron en la UE entre enero y septiembre de este año.
Se espera que Alemania acoja un total de 1,5 millones de refugiados en 2015.
Alemania sigue siendo uno de los objetivos principales de los refugiados e inmigrantes en Europa.