Señalado por varios de los delatores de la Operación Lava Jato, el actual senador por el Partido Laborista de Brasil (PTB, por sus siglas en portugués) negó en todo momento que los vehículos, un Ferrari 458 Italia y un Lamborghini Aventador LP 700-4 Roadster, hubiesen sido adquiridos con dinero ilícito, algo que habría supuesto un desembolso de en torno a 6 millones de reales brasileños (1,5 millones de dólares).
Según la decisión del TSF, Collor ejercerá como "fiel depositario" de los vehículos hasta que concluyan las investigaciones en su contra ya que, como justificó la defensa del expresidente, este tipo de vehículos requieren de un mantenimiento específico que no podría ser mantenido "en el patio de la Policía Federal o en un depósito de vehículos público".
"Al no tratarse de bienes esenciales para las averiguaciones de los hechos investigados, ni constituyen, en si mismos, bienes ilícitos, no hay obstáculo para que el interesado sea el fiel depositario de los mismos", sentenció el juez quien no obstante recordó que los vehículos permanecen sujetos a su "inmediata restitución" en caso se demuestre su relación con la corrupción en Petrobras.
El expresidente fue acusado por la Fiscalía General de recibir 26 millones de reales (6,6 millones de dólares) de la red corrupta que trabajaba en torno a los contratos con Petrobras, algo que Collor de Mello negó sistemáticamente en todas sus comparecencias públicas desde entonces llegando incluso a amenazar con revelar nuevas informaciones contra otros políticos si su caso avanzaba en la justicia del país.