Depende de Cunha aceptar la solicitud de impeachment, pero deberá ser el pleno del Congreso de los Diputados el que deberá decidir si abre el complejo proceso a través de una votación en la que deberán superar dos tercios del pleno, es decir, 342 votos a favor de la moción de censura lo que a estas alturas y, a pesar de que la desaprobación de las cuentas por el TCU, podría emplearse para declarar como incumplida la Ley de Responsabilidad Presupuestaria, parece imposible.
Un pacto, el de Cunha y la oposición, que no habría logrado ser ocultado después de que el domingo los miembros del Partido Social Demócrata de Brasil (PSDB) pidiesen la renuncia del presidente del Congreso tras las informaciones que desvelaron el contenido de sus cuatro cuentas en Suiza por valor de 4,8 millones de dólares así como la vida de lujos y ostentación llevada a cabo por su esposa, la periodista Claúdia Cordeiro Cruz, una estrategia que la prensa brasileña llegó a calificar de falsedad total.
Por último, teniendo en cuenta la extrema lentitud de la Justicia de Brasil, el gobierno estaría maniobrando para convencer al presidente del Senado y miembro del PMDB, Renan Calheiros, para que frenase en la Cámara Alta cualquier proceso de impeachment aceptado por Cunha en un esfuerzo por mantener viva la alianza que su partido mantiene con el PT al frente del gobierno de Brasil.
Como ya había anticipado el pasado viernes en entrevista con Sputnik Nóvosti el el vicelíder del gobierno en el Congreso Nacional y presidente de la Comisión de Derechos Humanos en la Cámara Baja, Paulo Pimenta, sería esta semana cuando la maquinaria de la oposición para convertir la sentencia del TCU en un argumento para "revertir el resultado de las urnas", aunque de igual manera advirtió que "el gobierno de Brasil estará listo para actuar ante cualquier tentativa de golpe".