Aviones C-17s acompañados por una caza lanzaron la carga en la provincia de Hasaka.
Anteriormente, el secretario de Defensa de EEUU, Ashton Carter, declaró que EEUU puede revisar su programa de entrenamiento opositores al presidente sirio Bashar Asad.
La Casa Blanca precisó que trabajará con los grupos que ya luchan contra el Estado Islámico (EI): les suministrará equipamiento que les posibilitará actuar de una manera más eficaz con la ayuda de los bombardeos aéreos estadounidenses.
Por su parte, un alto funcionario del Estado Mayor de Siria comentó la noticia a RIA Novosti, alegando que es poco probable que la oposición siria, creada para derrocar al presidente Asad, se atreva a luchar contra el EI y lo más probable es que continúe su ofensiva contra Damasco.
El objetivo de Washington era formar a unos 5.400 combatientes para luchar en Siria a finales de este año.
En septiembre pasado el Pentágono admitió que solo cuatro o cinco de los primeros 54 rebeldes sirios entrenados por EEUU continúan combatiendo al EI en ese país árabe. Además, reconoció que había perdido el contacto con la mayoría de esos combatientes, en cuyo entrenamiento y equipamiento Washington gastó más de 40 millones de dólares.