"Un hospital es una instalación protegida, nosotros no atacaríamos un hospital", aseguró Campbell ante los miembros del Comité de las Fuerzas Armadas de la Cámara de Representantes cuando le preguntaron si alguna vez hubo una situación en la que EEUU justificaría bombardeos contra una instalación médica.
Un hospital de la organización no gubernamental Médicos Sin Fronteras (MSF) en Kunduz, en el norte de Afganistán, fue bombardeado el sábado por las fuerzas de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) cuando en el recinto médico se encontraban cerca de 200 personas.
El ataque destruyó parcialmente el hospital y mató a 22 personas (12 miembros del personal de la organización y 10 pacientes), y dejó más de 35 heridos.
Reportes de prensa sugirieron que el hospital de MSF se convirtió en blanco de ataques porque allí eran tratados combatientes del movimiento islamista Talibán.
Campbell admitió ante el comité que, aun si los talibanes eran tratados en el hospital de Kunduz, los mandos estadounidenses no tenían justificación para autorizar el ataque.
El martes, Campbell reconoció que las fuerzas armadas de EEUU atacaron el hospital de MSF por error y prometió realizar una investigación de lo sucedido.
Por su parte, el presidente Barack Obama telefoneó el miércoles a MSF para pedir disculpas por el bombardeo.
El mandatario además prometió que la investigación del Departamento de Defensa proporcionará un recuento "transparente, exhaustivo e imparcial de los hechos y circunstancias del incidente".
No obstante, MSF, que calificó el ataque de "crimen de guerra", aseguró que llevará a cabo su propia investigación.
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La organización solicitó a 76 países que firmaron el Convenio de protección de la población civil durante la guerra (Ginebra, 1949) que investiguen el ataque aéreo estadounidense.
MSF denunció este jueves que 33 personas, incluyendo colaboradores y pacientes, siguen desaparecidas tras el bombardeo al centro médico.