Xi, de 61 años y miembro del partido durante cuatro décadas, ostentaba el cuarto cargo más importante en el tribunal y gozaba de gran reputación por sus conocimientos en el área económica.
La investigación concluye que Xi quebró la disciplina del partido con sus conductas "desleales y deshonestas" y por "ocultar asuntos personales", según la agencia de noticias Xinhua.
El escrito de conclusiones asegura que también rompió el deber de confidencialidad al filtrar información sensible a partes de los procesos.
Xi ha sido obligado a devolver todas las ganancias ilícitas conseguidas durante estos años y está sometido a "medidas coercitivas", que incluyen desde el arresto domiciliario a la detención o el arresto.
La Administración de Justicia, que en China está supeditada al partido, había quedado al margen de escándalos de corrupción desde que el vicepresidente Huang Songyou fuera condenado a cadena perpetua en 2010.
Xi, nacido en la provincia de Jiangsu, había trabajado de policía antes de emprender una carrera judicial que le llevó en 1982 al Tribunal Popular Supremo.
Xi es el mayor oficial expulsado desde la condena a cadena perpetua dictada contra Zhou Yongkang, el antiguo jefe de la seguridad nacional.
El Ejecutivo de Xi Jinping ha mostrado su intención de reformar el sistema judicial chino, afectado de desprestigio en los últimos años por las sentencias condenatorias que se han revelado erróneas.