Con estas palabras, el gobernador del Estado más rico e influyente del país no solamente estaría reconociendo la poca credibilidad de los argumentos para deponer a Rousseff, entre otros la acusación de maquillaje en las cuentas ante el Tribunal de Cuentas de la Unión (TCU), sino que estaría admitiendo que su partido ejerce de golpista al liderar el movimiento 'pro-impeachment' en el Congreso Nacional.
Desde hace dos semanas el PSDB lidera el movimiento 'pro-impeachment' en el Congreso Nacional de Brasil, por el cual se intenta obtener los dos tercios de los 513 votos de la Cámara Baja para proponer una moción de censura contra Rousseff.
Sin embargo, la poca solidez de sus acusaciones contra la presidenta ha hecho que el movimiento solamente obtuviese 280 votos de los 342 necesarios.