"Brasil conquistó una democracia a duras penas, sé lo que estoy diciendo y lo difícil que fue conquistar la democracia", recordó Rousseff en una referencia sutil a las torturas que ella misma sufrió durante su tiempo en prisión en la Dictadura Militar para, acto seguido, alertar que su Gobierno "hará todo para impedir que procesos no democráticos crezcan y se fortalezcan".
Además, Rousseff quiso hacer hincapié en que la Presidencia de la República y toda su diplomacia está "atenta a cualquier tentativa de producir inestabilidad", otra alusión a quienes pretenden utilizar la reciente rebaja de la nota del crédito de Brasil como instrumento de presión al Gobierno a la vez que le dificultan la reacción oponiéndose a sus reformas en el Congreso Nacional.
En este sentido, cabe destacar la posición de ruptura frontal del presidente de la Cámara Baja y miembro del Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB), Eduardo Cunha, quien ya habría alertado este martes que la aprobación de nuevos impuestos sería "muy difícil", una muestra de que a pesar de pertenecer al partido que ejerce como principal socio del gobierno, estaría atrayendo a otros diputados a votar en contra de los proyectos de Rousseff.
Por todo ello, la presidenta habría optado a reducir la retención que sería aplicada por la Contribución Provisional sobre los Movimientos Financieros (CMPF) que pasaría a gravar únicamente el 0,2 por ciento por transacción en lugar del 0,38 por ciento que el impuesto poseía antes de su supresión en 2007, una rebaja que aun así no parece ser suficiente para los diputados disidentes del PMDB que estarían buscando debilitar aún más a la presidenta.