Según el diario El País, el subsecretario de Defensa Nacional, Jorge Menéndez, reveló en la Comisión de Hacienda de Diputados que el Gobierno está en conversaciones con Alemania para la venta de la pieza histórica.
El buque, con 1100 tripulantes, zarpó en agosto de 1939 desde Alemania, una semana antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial. En su recorrido por el Océano Atlántico hundió nueve barcos mercantes británicos, y se instaló frente al Río de la Plata, pues Montevideo era en ese entonces un puerto estratégico para Gran Bretaña, ante la perspectiva de la guerra, para la provisión de carne, lana y cereales.
El 13 de diciembre de 1939, tres buques de guerra ingleses, el Exeter, el Achilles y el Ajax, rodearon al acorazado alemán, en lo que se conoce como la Batalla del Río de la Plata. El Graf Spee quedó averiado y el capitán Hans Langsdorff decidió dirigirse a Montevideo para repararlo, pese a la opinión en contra de sus oficiales. El gobierno uruguayo le permitió estar 72 horas, que vencían a las 20 horas del domingo 17 de diciembre. Espías británicos hicieron correr el rumor de que el Graf Spee estaba rodeado por buques ingleses, y cerca de 250.000 personas se aglomeraron en la rambla de Montevideo, a la espera de presenciar una batalla naval en vivo.
Ante los rumores, el capitán Langsdorff ordenó a los tripulantes abandonar el barco para después hacerlo volar. El buque se hundió. Los tripulantes viajaron a Buenos Aires con el capitán, que, detenido en una dependencia naval, se envolvió en la bandera de la Marina alemana y se pegó un tiro, dejando una nota para el embajador alemán, que decía: "Después de una larga lucha con mi conciencia he llegado a la grave decisión de hundir (el Graf Spee) para impedir que caiga en manos enemigas. Estoy convencido de que, dadas las circunstancias, esta decisión es la única posible, después de haber llevado a mi buque hasta la trampa de Montevideo."
En 2004, un equipo financiado por empresas privadas y por el gobierno uruguayo, empezó los trabajos para recuperar partes del barco. Se rescató el telémetro de artillería, de 27 toneladas de peso, que está expuesto en el puerto de Montevideo, y la enorme escultura de bronce del águila con la esvástica.
Desde entonces, se discute qué hacer con el águila nazi: si venderla, exponerla en un museo, o dejarla guardada. Los rescatistas querían venderla, pero la justicia dictaminó, en 2014, que pertenece al Estado. Durante un tiempo fue exhibida en un hotel, pero fue retirada por pedido de la embajada alemana. El gobierno alemán ha manifestado su temor de que la pieza sea vendida a manos privadas que la puedan utilizar con fines de propaganda nazi.