Lavrov destacó que Rusia y Turquía tienen una visión común de los objetivos, que son asegurar la estabilidad regional, impedir que los terroristas hagan nuevas conquistas territoriales y garantizar la seguridad y los derechos de todos los grupos étnicos y confesionales que viven en Oriente Medio y norte de África.
Por su parte el canciller turco, Feridun Sinirlioglu, destacó que, a pesar de tener diferentes puntos de vista sobre el conflicto en Siria, ambos países seguirán cooperando para alcanzar esos objetivos.
Desde 2011 Siria está sumida en una guerra civil que se ha cobrado ya más de 220.000 personas, según estimaciones de la ONU, o más de 330.000, según la ONG Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, que vigila las hostilidades desde el Reino Unido.
Las tropas gubernamentales se enfrentan a distintas facciones armadas, entre ellas los terroristas del EI y del Frente al Nusra, vinculado a Al Qaeda.