"Tenemos estrictos controles en los pasos formales. Hay absoluta tranquilidad y paz en la zona, y el pueblo aprecia la decisión del presidente Maduro", aseguró en Caracas el vicepresidente de la República, Jorge Arreaza, en declaraciones ante medios de prensa en el Palacio de Miraflores.
Cuatro autobuses con 180 pasajeros aguardaban permiso para pasar a Colombia, dos de ellos con destino a Ecuador, en este primer día de cierre.
Mientras, se observaba tránsito escaso en la carretera Troncal del Caribe, de unos 100 kilómetros, entre la capital regional, Maracaibo, y el paso fronterizo.
Por contraste, en los días precedentes hubo intensa movilización de vehículos y pasajeros hacia y desde la ciudad de Maicao, en el extremo noreste de Colombia.
"Vamos a ver si cambia el panorama del contrabando. Yo he llegado a contar en la Troncal hasta 70 camiones que en un solo día iban rumbo a la frontera, pasando alcabalas, con mercancías como alimentos, cerveza y otras bebidas", dijo a Sputnik Nóvosti el coordinador de la organización indigenista Homo et Natura, Lusbi Portillo.
Maduro inició el 19 de agosto cierres parciales de la frontera suroeste, al tiempo que ordenó operaciones militares y policiales en 10 municipios de la zona, colocados bajo estado de excepción, para combatir el contrabando de extracción de productos subsidiados en Venezuela y la infiltración de paramilitares que chocan con uniformados venezolanos.
La medida implicó deportar o repatriar más de 1.300 colombianos, en tanto otros 15.000 abandonaron Venezuela por cuenta propia, según reportes oficiales de Colombia, así como un enlentecimiento del comercio formal bilateral.
Como consecuencia, ha escalado una crisis política y diplomática entre Bogotá y Caracas, que las cancillerías de Argentina, Brasil y Uruguay tratan de destrabar con una posible reunión entre Maduro y su par colombiano Juan Manuel Santos.