En concreto, sólo el líder del clan, Román Martínez, será juzgado por un delito de abuso sexual continuado. Los delitos de los otros 11 han "prescrito", según el juez.
El magistrado considera que los abusos cometidos por el sacerdote Martínez "fueron los más graves".
Las víctimas aseguran que el sacerdote llevó a cabo agresiones sexuales "con introducción de miembro corporal por vía anal" y con la agravante de poseer una gran autoridad moral sobre los jóvenes, entonces menores de edad, a los que amenazaba con expulsarles del grupo eclesiástico si no accedían a sus peticiones.
La pena para los delitos cometidos por este sacerdote prescribe a los 10 años, por lo que podrá ser juzgado y posiblemente entre en prisión entre 4 y 10 años, según el juez, dado que los abusos se cometieron entre 2004 y 2007.
Este es mayor escándalo de pederastia destapado en la iglesia católica española hasta el momento.
Una de las víctimas llegó a informar personalmente al papa Francisco de los abusos sufridos. El pontífice le animó a denunciar judicialmente.
El escándalo estalló el pasado mes de noviembre al ser detenidos los sacerdotes y seglares, miembros del clan de los Romanones, por abusar de menores a los que captaban como monaguillos.