En 1982, cuando el ejército argentino recuperó las Islas Malvinas, ocupadas por Gran Bretaña desde 1833, debió activarse el Tratado Interamericano de Asistencia Reciproca (TIAR), que establece que “un ataque armado por parte de cualquier Estado contra un Estado Americano, será considerado como un ataque contra todos”, lo cual obliga a todos los miembros “a ayudar a hacer frente al ataque”. Pero Estados Unidos inclumplió los tratados de la OEA y apoyó a Gran Bretaña, y no a la Argentina.
Esto marcó un antes y un después en la historia de la organización. En la Cumbre de las Américas de Mar del Plata en 2005, los países de la región rechazaron el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) impulsada por Estados Unidos, y ese mismo año impusieron por primera vez en la OEA un candidato opuesto al de la Casa Blanca, el chileno José Miguel Insulza.
La Unión de Naciones Suramerianas fue concebida en 2004 como una alternativa a la OEA y ha tenido en su corta vida una intensa actividad, interviniendo en la liberación de rehenes de las Farc en Colombia, en la crisis entre Colombia y Ecuador, en el apoyo a Rafael Correa y Evo Morales frente a protestas policiales y de la oposición.
El ex presidente colombiano Ernesto Samper, su nuevo secretario general, enfrenta una prueba de fuego en el actual conficto entre Colombia y Venezuela. Sometido durante su presidencia (1994-1998) a la investigación por dinero del narcotráfico en su campaña electoral, Samper terminó enfrentado con Estados Unidos, cuya visa fue revocada en 1996. Frente a esta nueva crisis, sus declaraciones por twitter diciendo que la intromisión de paramilitares colombianos en Venezuela “es una realidad”, ha generado una ola de críticas en Colombia.

Para el catedrático, “la creación de la UNASUR y su exitosa gestión de distintas crisis regionales, la ha convertido en una institución más eficaz que la OEA en este plano. Además, tiene objetivos más ambiciosos que la OEA, como la creación y el desarrollo de visiones comunes para resolver cuestiones que van desde la defensa hasta los problemas de la salud en Sudamerica”.
Si bien Batallino no cree que la Unasur llegue a reemplazar a la OEA, sí piensa que, de seguir avanzando en construir una identidad sudamericana y en dar respuestas políticas regionales, “el rol de la OEA en Sudamerica se verá crecientemente opacado y quizás entre en un periodo de languidecimiento”.