Los pequineses suben a las redes sociales hoy fotografías del cielo azul, un síntoma inequívoco de que un evento que merece la atención internacional se acerca y las autoridades se han esmerado en limpiar la característica bruma de la capital.
El tráfico rodado sufre restricciones en función de la matrícula par o impar durante dos semanas y más de 10.000 fábricas han reducido su actividad no solo en Pekín, sino también en las provincias de Hebei, Tianjin, Shanxi, Mongolia Interior, Shandong y Henan.
La medida reduce las emisiones en la capital hasta un 40 por ciento, según experiencias anteriores.
Pero el cielo azul y los tres días de vacaciones decretadas por el Gobierno para trabajadores y estudiantes es lo único que disfrutarán los pequineses, ya que su vida cotidiana sufrirá algunos contratiempos antes y durante el desfile.
Varias líneas de metro quedarán cortadas en el día del desfile, los hospitales solo permitirán el acceso a Urgencias y los dos aeropuertos de la ciudad permanecerán cerrados durante varias horas.
Los bares y restaurantes también han recibido la orden de cierre: "No podemos abrir desde las 4 PM (hora local) de hoy hasta el mediodía de mañana, está todo cerrado, incluso las farmacias, hay muy poca gente en la calle", señala el mánager de un club de moda en Sanlitun.
Ese barrio de embajadas que concentra la vida nocturna pequinesa tiene en la noche de hoy un aspecto desértico a pesar de estar a varios kilómetros de la plaza de Tiananmén.
No son buenos tiempos para los turistas porque todos los hoteles cercanos no admiten a clientes ajenos al desfile y están cerradas muchas de las principales atracciones como la Ciudad Prohibida, la Plaza Tiananmén, el Museo Nacional de China o el Parque de Zongshan.
También estará prohibido el vuelo de palomas domesticadas, una costumbre milenaria en China, y el de drones.
Las Fuerzas Aéreas de China utilizan estos días a macacos entrenados para que destrocen los nidos de aves situados en las inmediaciones de la base de despegue.
La ciudad ofrece estos días la variada paleta de colores de uniformes de los miles de personas encargadas de la seguridad, entre militares, policías y voluntarios.
Entre las informaciones más curiosas que preceden al desfile, se ha sabido que los generales de más edad han perdido una media de 5 kilos en los ensayos del desfile o que el Rey de la Mirada Fija supera los 57 minutos sin pestañear.