La joven abogada del centro humanitario recuerda un impacto imborrable en sus cinco años de labor en Tlachinollan, nombre indígena prehispánico de las montañas de Guerrero: la desaparición y muerte en 2009 de dos personajes emblemáticos Raúl Lucas Lucía y Manuel Ponce Rosas, presidente y secretario de la Organización para el Futuro del Pueblo Mixteco, en el pueblo de Ayutla, en el corazón de la montaña.
"Dos días después de su desaparición encontramos sus cuerpos torturados y ejecutados, desde entonces comenzamos a denunciar la colusión entre agentes del Estado y el crimen", dijo la dirigente humanitaria del organismo localizado en Tlapa, corazón de la inmensa región agreste que se recuesta sobre el pacífico al sur de México.
"Creo que el tema de los desaparecidos es determinante para transformar a México, porque este país no pasó por los momentos transformadores que vivió el Cono Sur, al final de las dictaduras de los años 60 y 70", compara la joven jurista.
La práctica de violaciones a los DDHH por parte de autoridades "es recurrente, hemos documentado casos que comprueban que existen grupos de poder que controlan las instituciones que se relacionan con la delincuencia en forma impune".
Es una paradoja que la región de la montaña, que en tiempos recientes ha sido ocupada para la siembra de amapola para producir heroína de alto valor en el mercado, sea una de las zonas menos violentas, si se le compara con extensa la franja que va del puerto de Acapulco a lo largo de las costas de Guerrero sobre el Pacífico, advierte la experta.
"La delincuencia organizada en México no se reduce sólo el narcotráfico, sino es un proceso más amplio que va mas allá del tráfico de estupefacientes, que se ha vuelto una industria: la multimillonaria industria del crimen", deplora.
"Si el país no reacciona ante ese drama no habrá otro momento, porque además no es el primer caso de un asesinato masivo", advierte.
Pero ha ocurrido contra estudiantes de regiones pobres, de todas las zonas pobre que veían en la escuela de Ayotzinapa, en el municipio de Tixtla una esperanza para salir de su pobreza.
"Nunca imaginamos cuán cruenta y riesgosa sería esta búsqueda; compartir desde el primer día que llegaron a la Escuela Normal de Ayotzinapa la angustia y sufrimiento de los padres y madres, quienes día y noche luchan por encontrar a sus hijos, ha sido el mayor desafío que hemos enfrentado en esta lucha por la justicia y la verdad", señala la organización.
"Todos los dolores y todas las lágrimas de los más de 26.000 desaparecidos y las más de 100.000 ejecuciones en México, han encontrado cauce en este movimiento inédito" de las madres y padres de los 43 estudiantes desaparecidos, puntualiza el texto.