Este domingo 30 de agosto se conmemora el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas.
"Venimos arrastrando esos crímenes de lesa humanidad desde los años de la guerra sucia", lamenta el dirigente del organismo humanitario.
Quiroz denuncia que "el tema de los desaparecidos nunca estuvo en la agenda pública dominante de México, como sí lo estuvo en países dominados por dictaduras militares, como Argentina, Brasil, Chile, Uruguay y Centroamérica, hay mucha impunidad que se remonta a esos años".
El país latinoamericano, con el régimen autoritario más antiguo del continente, que duró más de siete décadas, era un sistema corporativo que lograba cooptar o reprimir la protesta social.
"El tema de las desapariciones nunca cobró gran relevancia en el México del siglo XX, ni fueron ventiladas como en Sudamérica cuando ocurrieron las transiciones a la democracia, que obligaron a conocer la verdad, y llevaron a los perpetradores de esos crímenes de Estado a rendir cuentas", compara el dirigente humanitario.
El problema de la transición del autoritarismo a la democracia mexicana, consumada con la alternancia del año 2000, es que "no hubo una decisión política ni una exigencia social de saldar cuentas con el pasado", explica.
En efecto, las investigaciones de Fiscalía Especializada para los Movimientos Sociales y Políticos del Pasado, creada en el gobierno de Vicente Fox (2000-2006), el primero que derrotó al Partido Revolucionario Institucional en 71 años, han sido reservadas por 12 años desde 2005 y ha quedado en el olvido.
"Esa fiscalía fue un fracaso, no ofreció resultados, el tema se politizó y finalmente no hubo avances: no hay gente castigada por las ejecuciones extrajudiciales y desapariciones de la Guerra Sucia contra las izquierdas de los años 60 y 70", resume el director de AI.
En México "no existe una cultura política que mire hacia el pasado de manera crítica, en busca de la verdad y la reparación del daño, esa negación es una de las raíces profundas de la impunidad histórica", afirma.
Con la llegada del gobierno de Felipe Calderón (2006-2012), el tema de los desaparecidos fue sepultado con la llamada "declaración de guerra contra el narcotráfico".
La estrategia de combate frontal contra el crimen organizado arrojó un cúmulo de violaciones a los DDHH, "con una mezcla de ejecuciones extrajudiciales, tortura, desapariciones forzadas".
Las violaciones a las cuales se enfrenta una nueva generación de defensores de DDHH como Perseo Quiroz, son ahora más complejas.
"No sabemos realmente qué ha ocurrido con una gran cantidad de gente, de 23.000 a 26.000 desapariciones", cometidas muchas veces por manos de delincuentes particulares desde 2007 a la fecha.
"En algunos casos cuentan con distintos grados de complicidades de autoridades del Estado —señala el líder humanitario-, pero no están claros los motivos de la desaparición de miles de personas".
Ese drama se vive con mucha frustración: "cuando escuchas el lamento de los familiares de las personas desaparecidas; es imposible no conmoverse y quedar en estado de shock, a veces son incluso cinco o seis familiares desaparecidos".
Una parte de México se ha conmovido por la tragedia de los estudiantes desaparecidos de la escuela rural de Ayotzinapa —hace 11 meses-, "pero aún estamos muy lejos de comprender la dimensión del drama humano de este país", recalca.
Hay sentimientos encontrados: "la compasión y la frustración se convierten en indignación, y allí puede ocurrir un viraje impredecible".
"La gente se mantiene unida, para poder vivir su vida triste, entonces surge un tenue sentido de esperanza", puntualiza Perseo Quiroz.