“Aquí hay una conversación, un poquito, de cosas no dichas, porque en Chile hay aborto, hay abortos clandestinos. Y la gente que tiene buenos recursos lo hace en buenas condiciones”, manifestó la mandataria en una entrevista con radio La Clave.
“La gente que no tiene recursos lo hace en malas condiciones, con riesgos para la salud de la mujer y, por cierto, también del riesgo incluso de poder morir”, agregó.
La presidenta destacó que el proyecto del Gobierno pretende despenalizar únicamente los abortos cuando hay peligro de muerte para la madre, cuando la gestación obedece a una violación sexual y cuando hay inviabilidad del feto.
Las palabras de Bachelet, quien defendió que el objetivo es preservar la dignidad de la mujer, generaron polémica en la oposición y en la propia Democracia Cristiana (DC), partido que forma parte de la coalición gobernante Nueva Mayoría.
El diputado de la DC, Matías Walker, aseguró que su partido ve “el tema del aborto desde una óptica distinta” y que el hecho de que la práctica exista en Chile “no puede significar que por eso haya que legalizarlo”.
Por su parte, el presidente del Senado, Patricio Walker, aseguró que “la vida nace desde el momento de la fecundación, y pienso que la solución, más que facilitar el aborto, es generar un mecanismo de acompañamiento a la mujer”.
“Respeto las convicciones de Bachelet sobre este tema, pero también espero que exista respeto a quienes tenemos una opinión distinta”, agregó Walker.
El proyecto que fue presentado por la mandataria en enero de este año y a principios de este mes tuvo lugar la votación en general en la Cámara de Diputados.
La prohibición del aborto terapéutico en Chile se remonta a la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), cuando en los años 80 se cambió el marco jurídico que estaba vigente desde 1934.
Chile es así uno de los pocos países del mundo y de la región que prohíben el aborto por razones terapéuticas, incluso cuando la vida de la madre está en riesgo. Legislaciones igualmente restrictivas existen en El Salvador, Honduras, Nicaragua y República Dominicana.
Mientras, en América Latina son muy pocos los países que despenalizaron el aborto, entre ellos se encuentran Uruguay, Cuba y Puerto Rico; en México, solamente se aprobó en su capital.