El tsunami de la depreciación del yuan, que en tres días perdió el 4,4 por ciento de su valor, inevitablemente alcanzará a América Latina, que tanto se benefició del veloz crecimiento de la economía china y del sucesivo aumento del poder de compra de su creciente clase media.
Según datos de la CEPAL, entre 2000 y 2014, su participación en las exportaciones regionales pasó del 1 al 9 por ciento y su aporte a las importaciones pasó de poco más del 2 al 16 por ciento, igualando a China a la Unión Europea en el comercio de bienes con el área. De 2000 a 2013 el comercio de América Latina y China se multiplicó por 22.
El flujo se frenó en 2014, cuando, por primera vez desde 2009, el comercio bilateral cayó, hasta 269.000 millones de dólares.
El principal problema es que casi un 75 por ciento de las exportaciones latinoamericanas al país asiático son productos primarios, mientras que un 91 por ciento de las importaciones de China son productos industriales.
En términos de la CEPAL, “el comercio entre América Latina y China es netamente interindustrial: materias primas por manufacturas”.
Tan solo cinco productos primarios representaron el 75 por ciento del valor de los envíos a China en 2013, mientras que en 2000 eran el 47 por ciento, evidenciando, según la CEPAL, “el fuerte proceso de reprimarización”.
El economista Fausto Spotorno, del estudio de Orlando Ferreres y Asociados, de Buenos Aires, dijo a Sputnik que “la devaluación significa que China va a tener menos dólares para pagar por esas importaciones, lo cual puede hacer bajar más los precios de las materias primas que exportamos”.
La soja, que hace un año valía 500 dólares la tonelada, hoy está a 332 dólares, y el petróleo está al nivel de los 40 dólares, arguye.
Les sigue Brasil, cuyo principal socio comercial es China, con exportaciones de 40.000 millones de dólares, principalmente de hierro y soja.
La Argentina dejará de percibir entre 7.500 y 8.000 millones de dólares por año por año por la caída del precio de las materias primas. Además, se verá afectada por la situación de Brasil, que ha entrado en recesión, país al que dirige la mitad de sus exportaciones industriales.
La otra consecuencia es la devaluación, pues “al perder ingresos en dólares, se ven en la necesidad de devaluar sus monedas para cubrir sus gastos”, agrega Spotorno.
En los últimos 12 meses el real brasileño se devaluó 34 por ciento, el peso chileno cayó 15 por ciento, el peso colombiano 35 por ciento, el mejicano 18 por ciento y el sol peruano12 por ciento.