El profesor Jalid Asad, de 82 años, que llevaba 50 años guardando los monumentos históricos de la ciudad antigua, fue decapitado el lunes pasado, día 18, en una plaza ante una formación de islamistas, informó el jefe de la ONG, Rami Abdulrahman.
Palmira, ubicada a 240 kilómetros al noreste de la capital, Damasco, fue en su día importante ciudad comercial; ahora es uno de los sitios arqueológicos más relevantes de Siria.
La ciudad fue reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
La ciudad cayó bajo control del EI en mayo pasado.
Tras apoderarse de la ciudad, los islamistas impusieron el toque de queda después de ejecutar a entre 20 y 25 civiles, incluidos mujeres y adolescentes, y destruyeron numerosas obras arqueológicas debido a que pertenecían a movimientos religiosos "infieles".