"Nadie sabe", según Ignacio Jovtis, investigador de Amnistía Internacional España, quién es responsable de decidir si la publicación de una fotografía efectivamente perjudica una operación policial o no.
Además, Jovtis dice que ahora que la ley mordaza entró en vigencia, los jueces dispondrán de menos evidencia en tribunales ya que la gente no podrá tomar fotografías de lo que ven pues podría ser ilegal.
Otro problema es que no se documentará la violencia excesiva de la policía.
Además califica como falta "grave", con penas de 600 a 30.000 euros, el "uso no autorizado de imágenes o datos personales o profesionales de autoridades o miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que pueda poner en peligro la seguridad personal o familiar de los agentes, de las instalaciones protegidas o en riesgo el éxito de una operación, con respeto fundamental al derecho a la información".
La norma también considera falta grave impedir un desalojo o hacer uso no autorizado de imágenes de integrantes de las fuerzas de seguridad.