Entre las compañías que renunciaron a los vuelos a Rusia figuran la hongkonesa Cathay Pacific, la tailandesa Thai Airways, la francesa Aigle Azur y la aerolínea de bajo coste austriaca Niki.
Asimismo, a partir del próximo 1 de diciembre una de las más grandes compañías aéreas estadounidenses Delta Air Lines suspende los vuelos a Rusia.
Por su parte, la alemana Lufthansa y su filial Germanwings reducen su actividad en Rusia a partir de septiembre.
Así, los aviones de Lufthansa llegarán solo a Moscú y San Petersburgo, mientras que anteriormente la compañía realizaba vuelos a diez ciudades rusas.
No obstante, Lufthansa anunció que estudiará reanudar los vuelos cuando se estabilice la situación.
La británica Easyjet, la checa Czech Airlines, la finlandesa Finnair y la israelí El Al también reducen su actividad en Rusia.
La causa principal de la huida de las compañías aéreas extranjeras del mercado ruso es el debilitamiento de la economía rusa que reduce la solvencia de los ciudadanos, el descenso de los viajes de negocios al extranjero y la tensión geopolítica.
La demanda de vuelos al extranjero cayó a mediados de 2014; la situación posteriormente se agravó a causa del debilitamiento del rublo.