"Es otra medida de mala fe de los conservadores en un momento en que la masa trabajadora necesita a los sindicatos más que nunca", protestó Gail Cartmail, vicesecretaria general de Unite, la organización sindical más grande del país.
El Gobierno plantea poner fin al tradicional sistema de recaudación de cuotas sindicales, que hasta la fecha se deducen automáticamente del salario mensual de los empleados públicos.
Matthew Hancock, secretario de Estado del Gabinete, justificó esta última propuesta restrictiva en aras del progreso, la transparencia y el ahorro en las financias públicas.
El Gobierno estima que ministerios y entes públicos ahorrarán 6,2 millones de libras (unos 8,8 millones de euros) en gastos administrativos derivados de la tramitación de las cuotas sindicales de sus empleados.
Si la medida progresa legislativamente, los afiliados deberán abonar en el futuro su contribución mensual directamente a los sindicatos.
"En la era de pagos domiciliados y digitales del siglo XXI, los recursos públicos no deben utilizarse para apoyar la recolección de las suscripciones sindicales, ya es hora de abolir esta práctica obsoleta y modernizar la relación entre los sindicatos y sus miembros", defendió el político tory.
Los liberal-demócratas vetaron esta iniciativa en los ministerios que controlaron en la anterior legislatura, cuando gobernaron como socios menores de los conservadores.
Con la mayoría parlamentaria obtenida el pasado mayo, Cameron ha retomado su objetivo de restringir el margen de acción de los sindicatos, tanto en la convocatoria de huelgas como en su sistema de financiación y en las donaciones anuales que aportan al Partido Laborista.
"Es un crudo intento de privar de dinero a los sindicatos, un dinero que luego se utiliza para promocionar el aprendizaje, la seguridad en el trabajo y luchar por un salario decente para millones de trabajadores de Reino Unido", denunció la ejecutiva de Unite.
La nueva ofensiva 'tory' coincidió con la segunda huelga general en un mes de los empleados del metro londinense en reivindicación de mejores condiciones de trabajo y remuneración de cara a la introducción de servicios nocturnos durante los fines de semana a partir de mediados de setiembre.
London Underground mantendrá cerradas todas sus estaciones hasta primera hora del viernes.
Los estimados cuatro millones de usuarios diarios optaron hoy por trabajar en casa o utilizar medios alternativas de transporte, como autobuses, bicicletas, vehículos privados, taxis y barcos por el Támesis.