La protesta de 24 horas, que comenzará la tarde del próximo 8 de julio, tiene el potencial de suspender todos los servicios del metro londinense, que cubren 275 estaciones y utilizan una media de cuatro millones de pasajeros cada día.
Con una participación del 81% de afiliados a Aslef en London Underground, la empresa del metro, el 97% votó a favor de ir a la huelga en demanda de mejores condiciones de empleo y una subida salarial justa.
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Pero, además, otros dos sindicatos han abierto el periodo reglamentado de consultas, con tiempo para secundar la huelga de sus colegas en lo que sería el primer parón general del metro desde 1992.
"Los gerentes de London Underground tienen la oportunidad de evitar un verano de trastornos e interrupciones involucrándose seriamente con nosotros en la búsqueda de una solución", señala Finn Brennan, responsable regional de Aslef.
La extensión parcial de servicios de la red, con trenes operando las noches del viernes y sábado, cubrirá un fallo esencial en el transporte urbano de este popular destino internacional y morada de 8.6 millones de residentes.
El enlace sindical advierte que sus afiliados "no se oponen" a los servicios nocturnos pero "desean que se introduzcan de una forma justa y razonable que recompense su duro trabajo y su contribución al éxito" de la compañía.
"Nuestros miembros tienen derecho a la vida familiar y a cierto equilibrio entre trabajo y vida", resalta Brennan en el comunicado oficial difundido hoy.
La jornada de paro responde a la ruptura de negociaciones sobre la revisión salarial y la decisión de London Underground de imponer nuevos turnos a los conductores antes de resolver la situación.
Aslef confía sin embrago en que la amenaza de cerrar el metro londinense fuerce la reanudación de conversaciones y la presentación de "una oferta realística sobre paga y condiciones" laborales.
"Nosotros siempre estamos dispuestos a hablar pero ellos deben antes escuchar este claro mensaje de sus empleados", señaló Brennan.