El 16 por ciento de los homicidios registrados en la ciudad en los últimos cinco años fueron cometidos por agentes de policía que estaban de servicio, y es que la policía brasileña "mata demasiado y también muere demasiado", ha comentado el director de AI Brasil este lunes en la presentación del informe.
El complejo entramado administrativo dificulta que los policías paguen por sus actos, ya que es habitual que los agentes registren las muertes como actos en legítima defensa o producto de un tiroteo, cuando en muchos casos no es así, o que coloquen un arma en la mano de la víctima para inculparla más fácilmente.
Además, el perfil de las víctimas tiene mucho que ver con la desigualdad social y el racismo latente en la sociedad brasileña: el 99,5 por ciento de los asesinados por la policía son hombres, el 79 por ciento son negros y el 75 por ciento son jóvenes de entre 15 y 29 años, unas características que se hacen extensivas al resto de Brasil y que llevó a Amnistía Internacional a lanzar la campaña "Joven negro vivo" hace unos meses.
Al margen de las cifras el informe de Amnistía Internacional incluye un extenso trabajo de campo en la favela de Acari, situada en un suburbio de Río de Janeiro que acumula el mayor índice de homicidios cometidos por policías: un total de 68 en el último año; diez de ellos cometidos en la propia Acari, con fuertes indicios de que fueron ejecuciones extrajudiciales.
Uno de los relatores del informe, Alexandre Ciconello, ha explicado cómo la policía mató a Davi, de 25 años, el mes de marzo del año pasado: "Le dispararon en la pierna, se arrastró por el suelo pero la policía no dejó que le llevaran al hospital. La madre se tiró encima de su cuerpo, murió en la calle poco después".
Lea más: El policía que mató al surfista brasileño Ricardo dos Santos estaba borracho
Las muertes impunes son solo "la punta del iceberg" de la actitud desafiante de la policía en los suburbios dominados por el narcotráfico; el informe señala que los vecinos tienen que convivir con invasiones de domicilios, robos, chantajes, agresiones físicas y prácticas como la "troia"; cuando la policía ocupa sin permiso la casa de algún vecino para esconderse y esperar a que pase el objetivo a abatir.
Roque confía en que el informe ayude a romper la "epidemia de la indiferencia" que afecta a la sociedad brasileña: "¿Cómo podemos dormir cada día sabiendo que cada año mueren 56.000 personas en Brasil?", ha lamentado, recordando que la igualdad y los derechos humanos son conquistas muy recientes en Brasil y que desgraciadamente la Justicia es más igual para unos que para otros.
La presentación ha estado marcada por la presencia de varias madres cuyos hijos han sido asesinados por la policía en los últimos años. Una de ellas, Terezinha de Jesus, vio como un policía mataba a su hijo Eduardo de diez años a quemarropa, cuando jugaba con el móvil en la puerta de su casa, en una favela del Complexo do Alemão.
Más aquí: Un vídeo capta el momento en que un policía dispara a una joven inocente en Río de Janeiro
En declaraciones a Sputnik Nóvosti Terezinha ha confiado en que el informe de Amnistía Internacional muestre "la cobardía de la policía" para que la sociedad brasileña abra los ojos: "Yo solo confío en la Justicia divina, porque para mí cada día es peor. Pero voy a luchar y sólo pararé hasta que vea a los asesinos de mi hijo entre rejas", ha avisado.