"El único hombre capaz de arreglar la situación y ser garante es el presidente Putin", dijo en una entrevista con RIA Novosti.
Países como Irán, Arabia Saudí, Siria y Emiratos Árabes podrían conseguir que la lucha contra el EI sea más eficaz, "siempre que se distancien de la política que aplica Occidente", puntualizó Kadírov.
"Pero el único país que puede ser neutral, que tiene prestigio, fuerza, autoridad y capacidad necesarias, es Rusia en la persona de su presidente Putin", manifestó.
Si el líder ruso encabezara la lucha antiyihadista, sería posible lograr la paz, aseveró, al advertir de que la expansión del EI es una "catástrofe para todos, Rusia incluida".
Además, anunció que el EI supone una mayor amenaza para la seguridad de Rusia que para la de EEUU y otros países occidentales.
"No ataca Europa, ni Israel, ni EEUU u otros países occidentales, solo ataca a los países con población musulmana; siempre he dicho que no amenaza tanto a EEUU como a Rusia", afirmó.
Este hecho, según Kadírov, lleva a pensar que "este grupo se creó con un propósito concreto".
El dirigente checheno también destacó que el grupo está muy fuerte actualmente, ya que ha tenido acceso a yacimientos de petróleo, y se preguntó a quién los yihadistas venden ese crudo.
"Ganan dinero, reciben las armas occidentales más avanzadas, y las reciben de países occidentales" recalcó.
"Si un terrorista se une a las filas de quienes amenazan con ir a Rusia y destruir nuestro Estado, si esa persona se marcha y se junta a ellos, ¿es acaso un conciudadano nuestro? ¿Acaso es musulmán, checheno, ingusetio, ruso?", reflexionó Kadírov.
Según Kadírov, esa persona "es nadie, es un demonio, y de esos demonios es necesario librarse".
De todos modos, el líder advirtió que quienes parten para combatir en las filas del EI no tendrán camino de vuelta a Chechenia.
"Ya lo dije, no les permitiré la entrada a la República de Chechenia", alegó.
Los yihadistas controlan vastas zonas de Irak y Siria, con una superficie total de hasta 90.000 kilómetros cuadrados, y también intentan extender su influencia en el norte de África, particularmente en Libia.
A día de hoy, no existe un frente único de lucha contra el grupo, al que por un lado combate la coalición internacional liderada por EEUU, que bombardea desde el aire sus posiciones, y por el otro, los Ejércitos regulares de Siria e Irak apoyados por las milicias kurdas de estos dos países.