Esa era la tasa vigente cuando se acordó la compra, en octubre de 2014, pero las presiones de Brasil para acogerse a las mejores condiciones han surtido efecto; el gigante sudamericano también se beneficiará de la coyuntura económica, ya que con la corona sueca a la baja el valor final de la compra será sensiblemente menor a los 5.400 millones de dólares anunciados al principio.
Los 36 cazas, que serán fabricados por la empresa de automovilismo y aviación Saab, llegarán a Brasil en 2019, y pondrán punto final a una larga historia, ya que aunque el primer acuerdo se alcanzó en diciembre de 2013 antes pasaron 12 años de negociaciones; un factor que el Ministerio de Defensa ha tenido en cuenta para no descartar la compra con motivo de la recesión económica que atraviesa Brasil, según apunta la prensa local.
En la actualidad los pilotos brasileños ya se entrenan con los cazas Gripen NG en Suecia y Saab trabaja con la Empresa Brasileña de Aeronáutica (Embraer) y otras empresas brasileñas para fomentar que la industria brasileña sea capaz de proporcionar piezas, y a largo plazo, montar el caza entero en Brasil, algo que podría ser factible a partir de 2024.
En un principio se pensó en alquilar modelos anteriores al Gripen NG para mejorar la defensa del espacio aéreo brasileño, que ahora vigilan cazas F-5 modernizados, pero el alto coste de esta opción unido a la sobrevenida crisis económica brasileña hizo que se descartara la idea y se optara únicamente por la compra.