El decreto indica que la ley que levantará las penas a los desertores se aplicará a los que están tanto dentro como fuera de Siria, pero solo si se presentan a las autoridades sirias en un plazo de dos meses.
El Ejército sirio lleva cuatro años luchando en diferentes frentes en el país contra grupos diversos, desde opositores armados seculares hasta islamistas moderados y los yihadistas más extremistas, como el Estado Islámico (EI), que ha conquistado una buena parte de Siria.
Dentro y fuera del país hay miles de desertores y muchos de ellos han pasado a engrosar las filas de varios grupos rebeldes que quieren derrocar a Asad.
El Ejército sirio se ha tenido que retirar de amplias zonas en la provincia de Idlib, en el noroeste de Siria, en los últimos meses, por los ataques de una coalición de brigadas islamistas y no pudo defender la ciudad histórica de Palmira, en el desierto, donde se conservan unos restos arqueológicos romanos de los mayores y mejor conservados del mundo, declarados Patrimonio Histórico de la Humanidad por la UNESCO. Palmira está en manos del EI.
Algunos diplomáticos han señalado que el Ejército sirio está concentrado ahora en defender áreas estratégicas como Damasco, la capital siria, la ciudad de Homs y los feudos alauitas —la comunidad a la que pertenece Asad- en las zonas costeras del país.