Shevchuk calificó de preocupantes los intentos de Chisinau de obstruir la labor de las empresas de Transnistria e iniciar, por motivos políticos, la persecución penal de sus funcionarios, en particular, emitiendo contra ellos las órdenes internacionales de busca y captura.
"Semejante postura no contribuye en absoluto al fomento de la confianza y al diálogo, sino conduce a un atolladero en las negociaciones", dijo al reunirse con la embajadora alemana en Moldavia, Ulrike Maria Knotz.
Shevchuk y Knotz abordaron también la posibilidad de que el mercado europeo se mantenga abierto para los productores transnistrios en 2016, resaltando la necesidad de buscar soluciones que no deterioren la situación económica de la república.
Transnistria, donde rusos y ucranianos constituyen el 60% de la población, luchó por separarse de Moldavia ya antes del desmoronamiento de la Unión Soviética, temiendo que la propagación del nacionalismo empujara a los moldavos a unirse a Rumanía.
Chisinau perdió el control sobre los territorios en la orilla izquierda del río Dniéster en 1992, tras un intento frustrado de resolver el problema por la fuerza.
Los bandos del conflicto —Moldavia y Transnistria- mantienen actualmente negociaciones, mediadas por Rusia, Ucrania y la OSCE y observadas por la Unión Europea y Estados Unidos.