La investigación interna de siete meses ha revelado que Ling "utilizó su cargo para aprovecharse del prójimo y aceptó enormes sobornos de forma personal o a través de su familia", continúa la nota.
Ling fue la mano derecha de Hu en un cargo similar al del jefe del personal del presidente hasta que el accidente mortal de su hijo torció su carrera política en 2012.
Su hijo estrelló su Ferrari en Pekín con dos mujeres semidesnudas a bordo en un caso que circuló por las redes a pesar de los intentos de su padre por taparlo.
El accidente reveló una vez más la vida de excesos de los descendientes de los líderes chinos, un asunto que estimula la insatisfacción social.
El ahora detenido, una de las personas más influyentes durante el anterior mandato, estaba destinado a formar parte del Politburó del partido antes de la muerte de su hijo.
La caída de Ling sucede a las de otras figuras prominentes del partido como Bo Xilai, antiguo líder del partido en Chongqing, y Zhou Yongkang, exencargado de la seguridad del Estado.
Xi prometió cuando subió al cargo que en su campaña contra la corrupción caerían tanto "moscas" como "tigres", en referencia a bajos y altos funcionarios del partido.
La prensa oficial se ha referido a la desgracia de Ling como una advertencia para el resto de oficiales.
"Su caso muestra que su ambición política y deseo personal cruzaron la línea roja de la decencia humana (…) Estaba destinado a caer", señala hoy un editorial del diario Global Times.
"Él creyó ciegamente que el poder puede ayudar a resolverlo todo, pero en la era de internet nada puede ser escondido", continúa en lo que parece una velada referencia al accidente de su hijo.