El acusado, quien habría llegado a Oriente Medio a través de Turquía después de 2013, confesó en la cárcel sus planes de explotar un artefacto en la ciudad norteña de Shijiazhuang.
El detenido uigur, con la cabeza afeitada, ha pedido a su madre entre lágrimas que le perdone, según ha informado el medio chino en una sucinta noticia que no especificaba el lugar de la detención ni los cargos.
El movimiento uigur en el exilio ha denunciado que la confesión habría sido conseguida por métodos turbios.
"Por el bien de la seguridad de la familia, los uigures detenidos no tienen más opción que convertirse en utensilios propagandísticos del Gobierno chino", ha afirmado el Congreso Mundial Uigur en un comunicado.
Pekín acusa al Movimiento Islámico del Turkestán Este de actividades terroristas en su país, principalmente en la provincia de Xinjiang, aunque en los últimos años los atentados se han extendido a otras provincias e incluso a Pekín.
Los uigures, una minoría de lengua túrquica y religión islámica, denuncian la persecución y la represión de Pekín, mientras el Gobierno subraya el desarrollo económico impulsado y asegura que los separatistas tienen vínculos con los movimientos terroristas de Oriente Medio.
A pesar de la escalada de atentados de raíz islamista en China, algunos analistas internacionales insisten en que Pekín exagera la amenaza uigur como excusa para aumentar la represión.
La embajada china en Irak ha informado de que uno de sus ciudadanos detenido en aquel país ha sido enviado de vuelta después de que se descartara su pertenencia al Estado Islámico, como se había publicado con anterioridad.
El joven, identificado como Liu Wei, es en realidad un estudiante de arqueología de la Universidad de Pekín.