"Para sacar al Ejército de las calles se debe construir un plan programático para garantizar una salida progresiva de las Fuerzas Armadas de las tareas de Seguridad Pública", reclama el principal directivo del organismo defensor de las víctimas de las masacres de estudiantes de Ayotzinapa, en septiembre de 2014, y de los sicarios ejecutados en el pueblo de Tlatlaya hace un año.
"Un gran abanico de organismos humanitarios de DDHH no estamos de acurdo con de seguridad militarizada", enfatiza el responsable del organismo creado en los años 90 por la Compañía de Jesús en México.
Recuerda que, recién el viernes pasado, el centro humanitario que lleva el nombre del padre jesuita Agustín Pro —fusilado con los brazos abiertos en cruz en 1927, acusado injustamente de conspiración y terrorismo-, presentó evidencias que en Tlatlaya de una ordenanza militar para "abatir delincuentes como en un escenario de guerra".
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Este mismo jueves, el secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, ha dicho en una entrevista que el gobierno de México mantiene al Ejército en tareas de Seguridad Pública porque la sociedad así lo pide y nadie se atreve a tomar la decisión de sacarlo de las calles, y las consecuencias serían impredecibles.
La propuesta, que ha sido avanzada con asesoría de organismos internacional es una "reforma democrática de la policía para asumir tareas que por año han sido delegadas al Ejército, y hoy mismo el general Cienfuegos dice que no es la vocación del Ejercito dedicarse a esas tareas, y además que en México no existe un marco jurídico para darle certeza al Ejercito en el cumplimiento de esas tareas".
Se trata —explicó el experimentado experto humanitario- de un modelo de "seguridad ciudadana y no militarizado, no de una ley específica para regularizar los tiempos de la transición necesaria".
El general Cienfuegos dijo en la entrevista con el diario Excélsior que, "si se me ordenara que mañana a las 06.00 de la mañana no haya un soldado en la calle, si ahorita me lo dijeran, mañana no habría un solo soldado en la calle, pero yo me imagino esto como esa película de Un día sin mexicanos", aludiendo al caos hilarante que se forma en esa comedia fílmica cuando en EEUU los mexicanos dejan de trabajar.
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La semana pasada el Centro Pro de DDHH reveló un documento militar desclasificado que ordenaba a los militares en Tlatlaya –acusados de ejecutar entre 12 y 15 presuntos sicarios que se habrían rendido- que "las tropas deberán operar en la noche en forma masiva y en el día reducir la actividad a fin de abatir delincuentes".
La secretaría de la Defensa respondió que de un total de 38 indicaciones sobre las operaciones del personal castrense para que se ajusten al marco jurídico vigente, los organismos humanitarios han subrayado solo uno que ordena "abatir delincuentes".
En México, la palabra "abatir" significa "matar", enfatiza Padrón, "pero en la misma entrevista, el general Cienfuegos admite un lamentable error"; por eso "queremos que proceda a establecer la investigación de la responsabilidad de la cadena de mando", puntualizó Padrón.